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31 de enero de 2016
El invierno de los refugiados
Internacional
El invierno de los refugiados
El frío, las olas y la nieve no frenan a
los emigrantes ni en los puntos más negros de la ruta entre Turquía y
Centroeuropa
Hasta el 30 de enero han llegado a
Europa más de 55.000 personas, unas 30 veces más que en enero de 2015
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Emigrantes esperan el viernes cerca de Miratovac a ser registrados tras llegar a Serbia desde Macedonia - AFP0
Las
previsiones eran malas y se han cumplido. Los rigores del invierno no
han frenado el impulso de miles de refugiados y emigrantes que escapan
de zonas en conflicto y buscan una vida mejor en Europa. La ruta que va desde Turquía a Centroeuropa sigue
siendo transitada cada día por miles de personas y algunos lugares se
han convertido en puntos negros por la falta de atención.
Las
barcas que salen de la costa turca hacia las islas griegas del mar Egeo
afrontan una travesía de apenas un puñado de millas pero el viento del
norte, las olas, las bajas temperaturas y el hecho de que sean botes
casi para el desguace multiplican los riesgos. Algunas personas han muerto incluso por hipotermia sin necesidad de haber naufragado, según los testimonios recogidos de dos organizaciones con equipos de rescate en la isla de Lesbos, Médicos Sin Fronteras (MSF) y ProactivaOpen Arms.
«Hoy se han descongelado las tuberías de casa después de tres días. En
Navidad llegamos a los cuatro grados bajo cero y varios días ha nevado a
nivel del mar». Así explica Gerard Canals, coordinador de la
organización española Proactiva la situación que se vive. «Nosotros
vamos equipados, pero ellos, no», añade Canals a través del teléfono
desde Lesbos.
«Hay gente que se moja en la barca, no va preparada,
están enfermos o mal alimentados y no lo soportan. Los más débiles son
los niños, los enfermos o las personas mayores. En los últimos días han
muerto por hipotermia al menos dos personas en una misma jornada. Fue el
domingo 24 o el lunes 25».
Varias organizaciones coinciden en que Lesbos,
la isla griega que más llegadas recibe, no cuenta con las condiciones
mínimas. Es el primero de esos puntos negros de la ruta, según explica
Constance Theisen, de MSF. Allí «las condiciones no son aceptables». Las
autoridades, además, bloquean o no autorizan con frecuencia el trabajo
de MSF para mejorar la acogida de las miles de personas que llegan,
según Theisen. FUENTE: ACNUR / MSFSolo en los 30 primeros días de enero han llegado a través del mar más de 55.000 refugiados y emigrantes,
lo que supone unas 30 veces más que en enero del año pasado, y 283 han
muerto o desaparecido, según datos de la Organización Internacional para
las Migraciones (OIM) y la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur).
El año 2015 se ha cerrado con la llegada de más de un millón, lo que
supone el mayor movimiento migratorio en el Viejo Continente desde la
Segunda Guerra Mundial, hace siete décadas. Los muertos alcanzaron casi
los 4.000. Las cifras de esta crisis migratoria demuestran la «incapacidad» europea de
«aportar soluciones coherentes y humanas a las necesidades de personas
desesperadas que buscan protección», según un informe de MSF de la
semana pasada.
Nacionalidades elegidas
A los rigores
propios del invierno y las dificultades del viaje se une que, desde
finales de 2015, Macedonia, Serbia y Croacia impiden el paso de
emigrantes que no sean de Siria, Irak y Afganistán. El
90 por ciento de los llegados en 2015 vinieron de estos tres países. La
ONU reconoce que asentar la política en filtros por nacionalidades sin
identificar los motivos que llevan a cada persona a salir de su país va
contra lo establecido por la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados.
La decisión de estos tres países eleva la «vulnerabilidad de estas
personas ante los traficantes y las mafias», añaden desde el Alto
Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Así ocurre en
el siguiente punto de esta carrera de obstáculos, que es Idomeni, entre
Grecia y Macedonia. La presión policial ha llevado al cierre del campo
de acogida de este paso fronterizo. Una gasolinera situada a una
veintena de kilómetros se ha convertido en un improvisado punto de
encuentro de cientos de emigrantes y refugiados. «Hemos comprobado un
incremento de las actividades de los traficantes desde
que se impuso la restricción de movimientos para salir de Grecia a los
que no sean sirios, afganos o iraquíes», añade MSF. Todo ello complica
el viaje a miles de personas que han de pagar a los mafiosos, moverse
por caminos alternativos y cruzar los países a menudo sin derecho a
emplear transportes como el tren o el autobús. Las caminatas se alargan a menudo más de una semana con temperaturas de hasta quince grados bajo cero
casi sin comida, ni agua ni lugar en el que descansar o ser atendidos
en Macedonia. «Duermen en los bosques porque se mueven como ilegales»,
señala Francisca Silva, del equipo de MSF en Belgrado.
Familiares abandonados
Los
robos y asaltos se multiplican entre Tabanovce (Macedonia) y Miratovac
(Serbia). Los que logran seguir avanzando hacia Presevo han de cruzar en
medio de bajísimas temperaturas una pista de tres kilómetros entre el barro y la nieve
por la que a veces no pueden ni siquiera acceder los vehículos
todoterreno. El agotamiento ha llevado a que incluso alguna persona en
silla de ruedas haya sido abandonada por sus familiares, según Francisca
Silva, de MSF, que añade que al menos dos ancianos han muerto. Otros
llegan a Serbia a través de las montañas desde Bulgaria, hasta llegar a las localidades de Negotin o Zajecar, tras varios días perdidos.
Otro millón en 2016
En
la capital serbia, cada vez se acumulan más personas de las
nacionalidades «no elegidas» y «no existen las condiciones mínimas» para
su subsistencia, comenta Silva.
No hay tantos problemas como con
las autoridades griegas, pero sí echan de menos más colaboración del
Gobierno serbio. «En general la falta de cooperación de las autoridades
de los países de tránsito es un problema porque están más pendientes del control de las fronteras que de la ayuda humanitaria».
«Pese
al mal tiempo, están llegando a diario entre 2.000 y 3.000 personas a
Grecia. No podemos hacernos ilusiones. Mientras sigan las muertes en
Siria, seguirán llegando refugiados», apunta el jefe de la agencia
europea de fronteras (Frontex), Fabrice Leggeri, en declaraciones que al semanario alemán «Der Spiegel», informa Efe.
La ONG Human Rights Watch (HRW) afirma en su informe anual que
«los solicitantes de asilo e inmigrantes en Grecia y en la ruta de los
Balcanes occidentales han pagado el precio de una UE dividida».
«Alemania y Suecia sí respondieron con generosidad», añade.
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