Más conocido como el "Monicagate", la relación oculta entre Lewinsky y Bill Clinton fue una de las polémicas más famosas de los 90.
Con todo esto de los debates presidenciales en Estados Unidos, las estupideces que no deja de decir Donald Trump y la revancha que busca Hillary Clinton, algo vino a mi memoria. En realidad, lo recordé cuando en un canal de televisión, estaban mostrando a Hillary luego del debate que tuvo con Bernie Sanders.
Detrás de la ex primera dama, apareció una cabeza blanca y una nariz rosada, y ahí lo recordé: Bill estaba ahí sonriente apoyando a Hillary, pero no fui capaz de mirarlo sin acordarme de ella, la Yoko Ono del matrimonio Clinton: Monica Lewinsky.
Si no saben quién es o no se acuerdan de ella, les
puedo refrescar la memoria. En 1995, Lewinsky trabajaba en la Casa
Blanca, haciendo una especie de "pasantía no remunerada". Ella tenía 22 años, muy joven para el promedio de edad de las otras mujeres que estaban trabajando ahí, en ese momento.
Aunque podría haber pasado desapercibido, el período de Monica en el palacio de gobierno estadounidense estuvo lejos de ser discreto. En 1998, se destapó uno de los escándalos sexuales más polémicos en la historia de la política.
© The Telegraph
Podrán pensar que esto no tiene relevancia y que es
probable que muchísimos políticos hayan tenido aventuras sexuales con
mujeres que no eran sus esposas. Pero la diferencia, es que Monica habló de su romance con Bill Clinton públicamente, y también, de sexo oral.
En esa época, ese tipo de temas no se hablaban en
televisión, menos si tenían relación con presidentes. Monica lo hizo, y
más allá de haberse convertido en una leyenda en temas de infidelidad, marcó un antes y un después en cómo se tratan este tipo de temas y en su propia publicidad.
Aunque ella ha confesado que, hasta el día de hoy,
se siente humillada. De hecho, luego de 16 años de silencio, Lewinsky
habló en 2014 sobre el escándalo en un reportaje exclusivo para Vanity Fair. En esa misma entrevista, la primera pregunta para Monica es al hueso: ¿cómo se siente ser la primera reina del sexo oral de Estados Unidos?
Más allá de lo que significó esta historia, el testimonio de Lewinsky refleja algo más grave: la necesidad continua que tiene la sociedad de culpar y castigar a la mujer, antes que el hombre.
Ella era joven y anónima, Clinton era viejo y presidente de los Estados
Unidos. Pero no, la humillada siempre fue Monica y Clinton sigue
paseándose junto a Hillary, como si nada hubiera pasado.
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